Estas líneas te las dedico a ti que inundas esta época de olor a canela, los colores cobre y la sensación de fresquito en la piel. Tú que ocupas los últimos meses del año y dejas un halo de hogar en cada uno de nosotros.
Me invitas a estar en casa, a estar en mi. Contigo estreno una armonía que llevaba tiempo esperando, tanto que no recuerdo desde cuándo. Supongo que cada reto lleva consigo un periodo de aprendizaje y asimilación, una especie de duelo donde eliminar esa culpa absurda y entender que nada volverá a ser como antes lo conocía. Es la consecuencia de las decisiones. Una vez entiendo esto, siento paz.
Me detengo para disfrutarte.
Enciendo una vela en ese antiguo candelabro y observo cómo se consume con el paso de los minutos. Tomo un té con un chorrito de leche en mi taza favorita, tan despacio que suele perder con facilidad el calor de los primeros sorbos. Vuelvo a los collages, donde recorto y uno piezas para formar nuevas historias. La creatividad es uno de mis pilares y cuando le concedo espacio me aporta tanto que las horas vuelan junto a mi imaginación.
Leo unas páginas antes de dormir que me transportan a otras vidas y lugares, hasta que los ojos comienzan a cerrarse más deprisa de lo habitual. Duermo y descanso.
Me he vuelto más curiosa. Mi habitación huele a lavanda, bergamota y romero. Me siento alquimista. Juego con gotas de esenciales para crear una combinación perfecta en cada ocasión. Lleno cuadernos con fórmulas, pautas y frases para reflexionar. Quiero más, quiero seguir aprendiendo y probando mi propia horma de zapato.
Camino de otro modo, despacio y consciente. Vivo con menos, me siento ligera y plena a la vez.
Tengo ideas claras, un sendero soñado y ganas de seguir construyendo cada paso. Mi alrededor seguirá cambiando junto a mis bocetos pero quiero conservar esta calma para seguir percibiendo cada momento lentamente.
Contigo he vuelto a casa y me siento más Andrea.
Gracias, un enorme gracias.
Estación del año que, astronómicamente, comienza en el equinoccio del mismo nombre y termina en el solsticio de invierno.
Definición, RAE
Qué bonita eres, Laura. Gracias por tus palabras tan tan bonitas.
«Contigo estreno una armonía que llevaba tiempo esperando, tanto que no recuerdo desde cuándo. Supongo que cada reto lleva consigo un periodo de aprendizaje y asimilación, una especie de duelo donde eliminar esa culpa absurda y entender que nada volverá a ser como antes lo conocía. Es la consecuencia de las decisiones. Una vez entiendo esto, siento paz.»
Qué ganas de verte, amiga 🙂
¡Qué ganas las mías! Que nos pongamos al día mientras bebemos un café sin prisas.