Desde el pueblo, he podido ver cómo el otoño ha ido apareciendo semana tras semana de forma sutil. Comencé a notarlo en mis paseos, cada día volvíamos con menos luz porque la noche venía a visitarnos más temprano. Después lo vi en el paisaje, el color de los árboles fue tornando a amarillo y sus hojas decoraban el suelo. Por último, en la temperatura que nos invitaba a encender la chimenea y a abrigarnos con más capas de ropa.
Como te contaba hace unas semanas, me propuse vivir diferentes momentos durante esta estación y sin duda, este es uno de mis preferidos. Solamente necesitas cacao y leche vegetal para preparar tu chocolate caliente. Calma tu cuerpo y el alma con este ritual para los días fríos.
Ingredientes
Para preparar esta sencilla receta de chocolate caliente necesitas dos ingredientes: leche y cacao. La leche puede ser de origen animal o vegetal, en mi caso utilizo vegetal desde hace años y mi favorita del momento es la de arroz. Sin contener azúcar añadido, tiene un saborcito dulce que contrasta con el toque amargor del cacao y a mi juicio, haces un equilibrio perfecto.
- Una cucharada de cacao puro
- Un vaso de bebida de arroz (comúnmente conocida como «leche de arroz»)
- Un pedazo de onza de chocolate negro. Yo utilizo de 85%.
Cuando preparo este chocolate, inconscientemente sé que me estoy concediendo unos minutos conmigo así que lo hago sin prisa. Añado la leche en un cazo, enciendo el fuego y lo pongo a calentar. La cucharada de cacao suelo agregarla cuando la leche está calentita y con ayuda de una cuchara de madera voy integrando estos dos ingredientes hasta que los grumos quedan completamente disueltos. Lo dejo un minuto más para asegurarme que tiene la temperatura idónea, mientras me embobo con las figuras que aparecen al darle vueltas. ¡Imaginación al poder!
Busca una taza bonita, aquella que sueles elegir cada mañana porque tiene ese algo que te llama la atención de manera especial. Colócala junto al cazo y vierte su contenido. Ve despacio, recuerda que es un momento contigo. Fíjate cómo el vapor del calor se dibuja en el aire, detente en el olor que desprende y cómo va cayendo poco a poco.
Por último, trocea con un cuchillo pequeñas lascas de la onza de chocolate. Se irán derritiendo por el calor. Le dará un poquito de espesor y un toque más de intensidad a su sabor.
Disfruta del día a sorbitos de chocolate, lento y pausándote en los detalles.
Con amor, Andrea.