El Retiro y su cielo

Me cuesta estar sin hacer nada pero mi mente sabe que esos momentos de desconexión son necesarios y oxigenan la mente. Lo malo viene después ya que es tal la tranquilidad que tengo en el cuerpo que me quedo ausente el resto del día. Fueron testigos mis tíos Laura y Jordi, acompañantes en mi día sin horarios.

Si; quedo con mis tios, abuelas, primos, madre, padre, hermana…Con todita mi familia. Me encanta pasar tiempo con ellos, es un regalo.

Decidimos ir al Retiro, visitar la Feria del libro y disfrutar de unas maravillosas vistas de su cielo desde el césped del parque. Al llegar era la hora de comer así que caminamos por la Calle Alcalá hasta el 105, una hamburguesería que le recomendaron a mi tía «No os lo podéis perder si estáis por la zona, está todo buenísimo». No le faltaba razón.

Bentley´s es un lugar acogedor, decorado con estilo y buen hilo musical de fondo, lástima que el servicio que vivimos ese día no fuese acorde con lo buena que estaba la comida. A pesar de ello volveremos a por otra rica hamburguesa «Bentley´s con trufa», salivo solo de pensarlo.

Con el estómago lleno cruzamos hacia una de las entradas del parque. Como las casetas de la Feria estaban descansando hasta las cinco, nosotros nos pusimos a hacer lo mismo. Tumbarte en el césped boca arriba y mirar el contraste de colores entre el azul clarito del cielo con la oscuridad de las ramas de los árboles tan altos relaja el coco en un momento.

Escuchamos cómo subían los cierres y poco a poco nos fuimos desperezando para dar un paseo entre novela rosa y aventuras. Fuimos pasando por cada una de sus más de trescientas casetas, algunas con libros muy interesantes y diferentes, otras con los clásicos de siempre o las últimas novedades, como la que me agencié yo.

Se vino a casa La vida es una verbena, de Lucía Be. Me hizo una ilusión tremenda, iba caminando con él bajo el brazo como si llevase zapatos nuevos. En otra paradita para remolonear en el césped comenzamos a ojearlo y no podíamos parar de reír, tiene puntazos y verdades como puños.

Cuando un libro te atrapa, hace que no pares de sonreír y bailas al compás de sus letras.

Seguimos caminando hacia el Palacio del Cristal, siempre me ha parecido un lugar mágico. Esta vez tenía una enorme jaima en su interior, una exposición de Federico Guzmán «Las culturas de la jaima». La combinación de telas de diferentes colores, estampados y formas, unidas para formar un espacio muy especial. Hasta el 30 de agosto estará para uso y disfrute de los visitantes.