La lavanda me evoca buenos recuerdos, las tardes de paseo y la frescura. Siempre guardo una bolsita, con su flor seca, en mi armario para impregnarlo de su olor.
Se me ocurrió hacer ramilletes para decorar la mesa en una ocasión especial, una cena de tía y sobrinas que hacemos una vez al año en casa de mi Tia Laura. Así que cogí unas ramitas de lavanda del campo, unas hojas de un arbusto y en un ratito tenía un pequeño detalle para mis chicas.
Es muy sencillo de preparar, solo necesitamos: ramitas de lavanda, hojas alargadas para cubrir las ramitas, cuerda de cáñamo, papel de alto gramaje, sellos de abecedario, tinta, troqueladora y mucho cariño. Si no tenéis sellos lo podéis escribir a mano, y la troqueladora se sustituiría por unas tijeras.
Comenzaremos por las etiquetas. Recortamos con una troquéladora o tijera la forma que queramos para nuestra tarjeta, le hacemos un pequeño agujero para pasar la cuerda y y escribimos o sellamos el nombre del destinatario.
Continuamos haciendo el ramillete. Juntamos tres ramitas de lavanda y las abrazamos con una hoja, después las atamos con una cuerda finita y terminamos haciéndole un lazo. Cortamos el final de nuestras ramitas para que queden más o menos a la misma altura unas de otras. Y por último, ponemos la etiqueta con el nombre.
Fácil, rápido y el resultado es bonito. Mis chicas quedaron encantadas, como a mi, les encanta la lavanda.
¡Feliz comienzo de semana!